La iglesia de San Ildefonso es uno de los lugares más importantes de la ciudad, donde se encuentra la Basílica Menor, segunda iglesia más importante de la ciudad. Se encontraba a extramuros en un arrabal, donde había una pequeña ermita. La iglesia de San Ildefonso comenzó a construirse a raíz de esa pequeña ermita en el siglo XIII, teniendo su período de gloria en el siglo XVI y culminando a través de una serie de reformas internas entre los siglos XVIII y XIX. Es por eso por lo que la iglesia tiene tres portadas: una gótica, la primitiva, mandada construir por el Obispo Alonso Suárez, una renacentista diseñada por Francisco del Castillo y una neoclásica. En esta iglesia descansaron los restos de Andrés de Vandelvira, el gran arquitecto de la catedral de Jaén, que pidió ser enterrado con el hábito de la cofradía de la Vera Cruz.
Es una de las calles más bonitas de la ciudad, con unas vistas increíbles a la Catedral y a la montaña. Es el gran ejemplo de expansión burguesa de la ciudad en los siglos XVIII y XIX.
La calle Bernabé Soriano se llama así por el médico jiennense médico famoso, filántropo, muy querido por la sociedad giennense de entonces. Recién descubiertos en 1895 los rayos X, ya en 1896 Bernabé Soriano viaja a Barcelona para asistir a una conferencia sobre los mismos siendo el primer médico en Jaén que en 1908 los instaló en su consulta de la Calle Jiménez Serrano (Calle Espiga), cerca de su residencia en la Calle Juan Montilla número 23. En 1900 se le rindió homenaje en el Casino de Artesanos del que era médico. Llamado el médico de los pobres a los que atendía gratis. Estuvo presente en diversas instituciones de la vida social y religiosa de Jaén. Hizo una tesina sobre «Misión Social de la Medicina y del Médico». En sus brazos también murió en 1904 Almendros Aguilar.
Esta calle es conocida popularmente como “La Carrera” por las carreras de caballos que hacía el Condestable Iranzo durante los festejos de la ciudad. En el s. XIX se beneficia de una nueva reforma urbanística, se convierte en una calle comercial y en ella florecen comercios, cafés, fondas, edificios bancarios y la Real Sociedad Económica de Amigos del País, algunas de cuyas fachadas y balcones aún se conservan.
En 1863 se engalanó esta calle con una preciosa puerta mudéjar para la llegada de la reina Isabel II, a la que se le obsequia con dos fotografías: de la custodia del Corpus y del Santo Rostro, y con la mantilla del traje típico jiennense: la pastira.
A finales del XIX y principios del siglo XX, el pavimento era de tierra, mejorado con árboles en 1903, y con un rústico pavimento en 1904. A la izquierda, según subimos, se colocó una acera elevada con escalinatas y barandillas, desapareciendo con su transformación en 1958. Ya en el s. XX, con motivo de la visita a Jaén del rey Alfonso XIII (1919), la calle es adoquinada y estrena el primer alumbrado eléctrico de la ciudad.
También conocida como plaza de las Palmeras o Plaza de los Botijos, por la fuente. Toda esta zona era un arrabal fuera de las murallas de la ciudad en época romana e islámica, ya que se han encontrado hornos de alfarería y una necrópolis islámica. Esta plaza en época medieval era realmente tres: esta, la plaza del Dean Mazas y la plaza del Pósito, siendo la Plaza Mayor. Estaba flanqueada por el Palacio de los Vilches del siglo XVI y el cuartel de San Rafael. Había varios toriles porque en esta plaza al Condestable le gustaba hacer corridas de toros. Se empezó a cercar la plaza con la construcción del Pósito de grano en el siglo XVI y el edificio de Hacienda en el siglo XIX. En el propio siglo XIX este lugar se puso de moda por las cafeterías, ubicándose en toda esta zona la expansión burguesa de la ciudad de Jaén. A día de hoy el palacio de los Vilches es la sede del BBVA en Jaén y solo queda una parte de su galería de arcos.
El monumento a la Alfarería fue realizado por el artista Paco Tito, maestro ceramista de Úbeda, en honor a su profesión y a los hornos de alfarería encontrados en esta zona.
Cerca de aquí se encuentra el barrio de San Ildefonso, también antiguo arrabal de la ciudad, donde se encuentra la segunda iglesia más importante de la ciudad. Actualmente el barrio es una zona de ocio y restauración bastante frecuentado.
El Parque de la Alameda, también conocido como la Alameda de Capuchinos, es uno de los principales parques de la ciudad de Jaén, así como el más antiguo, remontándose su origen hasta el año 1577.
Los frailes capuchinos, propietarios de los terrenos, destinaron parte de la zona de huertos para plantar árboles, configurándose a partir del siglo XVIII la avenida central, el paseo de carruajes y varias mejoras impulsadas por el deán Martínez de Mazas. Entre los años 1848 y 1862 el parque se amplió bajo la dirección del arquitecto Vicente Troyano Salaverry, quien le dio su actual trazado rectangular acabado en semicírculos, añadiendo los bancos de piedra y las fuentes en forma de plato.
Tras la Guerra Civil adoptó en nombre de Alameda de Calvo Sotelo, recuperando su nombre original en 2009. En el año 2014 volvió a cambiar su nombre por el de Alameda de Adolfo Suárez. Se sitúa al lado del Convento de las Bernardas y frente a la plaza de toros, y alberga en su interior un auditorio y hasta el año 2010 el Club Hípico de Jaén.
Posee un esquema básico de ajardinamiento basado en coníferas y frondosas de hoja caduca y perenne. Entre las coníferas, es posible encontrar abetos, cedros, pinos, cipreses y tuyas. Con respecto a las caducifolias, se pueden ver falsos plátanos, moreras de papel, árboles del amor y piazos. Por último, entre las perennes destacan el pitosporo, la fotinia, el laurel-cerezo, algarrobo, etc., además de las palmeras. Existe un gran número de especies arbustivas, en forma de seto o en masa, que se distribuyen por los parterres entre los árboles: spirea, contoneaster, coronilla, evónimos, boj, etc. Como curiosidad tiene también algunos olmos viejos que cuentan con más de 85 años y que han ido sobreviviendo a las diferentes reformas del parque.
Desde aquí podemos divisar unas vistas increíbles hacia la sierra de Jaén, la iglesia de San Ildefonso, la Catedral y el castillo. Las mejores vistas se pueden observar desde la cámara oscura, un gran mirador de Jaén y su ciudad a través de una lente y un sistema de espejos. Es una de las nueve cámaras oscuras de España y tiene la mayor distancia focal de todas ellas.
El auditorio es un lugar bastante concurrido de la ciudad, que ha sido testigo de conciertos como el Lagarto rock, conciertos de otros artistas, cine de verano, etc.
La plaza de toros es uno de los símbolos del crecimiento urbano de Jaén. Originalmente se construyó en el siglo XIX y se estrenó con una corrida de los mejores toreros de la época, pero se vino abajo la parte del Sol de la plaza de toros y se estuvo remodelando hasta inaugurarlo de nuevo en 1962. En 1971 se celebró “La corrida del año”, la primera vez que se retransmitía una corrida de toros en color por todas las televisiones del mundo. El cartel estaba compuesto por “El Viti”, “El Cordobés” y el linarense José Fuentes. Como curiosidad, en el Madison Square Garden de Nueva York se habilitó un espacio con una pantalla gigante para que más de 10 000 personas pudieran ver la corrida. Se vendieron todos los billetes.
Cada año, para el día de San Lucas que es cuando se celebra la feria en Jaén, se celebra una gran corrida de toros con un cartel con los mejores toreros de la época. Enrique Ponce repite siempre puesto que es un enamorado de Jaén y tiene una finca ganadera en la provincia.