Jaén es una ciudad que rebosa de monumentos y patrimonio histórico. Entre todas sus joyas, destaca la imponente Catedral, un verdadero tesoro del Renacimiento español. Sin embargo, lo más sobresaliente no se encuentra solo en su arquitectura, sino en su interior: el Santo Rostro de Cristo.
Esta reliquia, una de las más importantes para la cristiandad, tiene una historia fascinante. Según la Biblia, durante una de las caídas de Cristo llevando la cruz, una mujer conocida como la Verónica o Santa Marcela, le secó el sudor y la sangre, dejando impreso su rostro en un pañuelo. Se dice que en el mundo existen tres Santos Rostros: uno en Jaén, otro en Roma y el tercero se perdió en el mar.
La llegada de esta reliquia a Jaén transformó la ciudad en un destino de peregrinación. Miles de personas acudían rezando por la expiación de sus pecados. La afluencia fue tal que la Catedral tuvo que adaptarse a nuevas funciones y estilos bajo la dirección de Andrés de Vandelvira.
Vandelvira concibió la Catedral como un relicario renacentista, un santuario para custodiar el Santo Rostro. Diseñó un sistema de pasillos secretos y galerías altas con 62 balcones, tanto interiores como exteriores, para exhibir la reliquia desde todos los puntos cardinales y bendecir las tierras circundantes.
La exposición del Santo Rostro tiene lugar los Viernes Santos por la tarde, los Días de la Asunción (15 de agosto) al mediodía, y los viernes por la mañana en la Iglesia del Sagrario, anexa a la Catedral.
Gracias a su ubicación fronteriza entre los Reinos Cristianos y Al-Ándalus, Jaén se convirtió en un símbolo de fe y conquista. Una provincia inexpugnable llena de fortalezas y una encrucijada de culturas que la convierten en un destino inigualable en Europa.
No te pierdas la oportunidad de descubrir esta fascinante historia y reliquia en tu próximo viaje a Jaén. Descubre la riqueza cultural y religiosa de esta ciudad y déjate cautivar por su legado único.